EL NUEVO ORDEN MUNDIAL

Mayo 02, 2020

THE NEW WORLD ORDER

May 02, 2020

La verdad es que no sé cómo, quién o quiénes crearon este virus. De hecho, ya no me importa. Lo que sí me importa es que la verdadera pandemia no es el afamado y mentado Covid-19, del cual escucho hasta en mis pocas horas de sueño en esta cuarentena que ya parece eterna, sino que la pandemia será el hambre y la nueva esclavitud del siglo XXI.

Todos dicen que el mundo cambió, pero ¿sabemos cuánto? He aquí un breve análisis de lo que se puede observar que se avecina hasta el momento.

El capitalismo como lo conocemos deberá cambiar. Ante la transformación social y las pérdidas de trabajos producidos por la pandemia y las nuevas tecnologías y, por ende, del aumento de hambruna, tendrá que dar un giro un poco más socialista. Suena extraño, pero el mundo lo exige cuando ha quedado demostrado que ante el más mínimo problema los países no cuentan con elementos suficientes para afrontar situaciones de emergencia.

Las inversiones de los gobiernos tendrán que ir dirigidas prioritariamente hacia el fortalecimiento de la salud, proveyendo a los ciudadanos de medicinas y aumento de la cantidad de hospitales y mantenimiento de los existentes; además de brindar un mayor apoyo a la población más longeva que ha resultado ser la más vulnerable ante esta crisis sanitaria. En cuanto a la tecnología, deberán realizar inversiones mayores para que pueda llegar a toda la población mundial. En educación, es hora de empezar a dejar de lado el gasto en estructuras de colegios que ya no dan para más y que han demostrado que ante este cambio en nada ayudan al progreso, para llevar a los estudiantes a una educación más avanzada y tecnificada. En materia de alimentación, los gobiernos tendrán que volver a las viejas políticas de control. Por ejemplo, en Panamá, esa antigua queja de los productores de alimentos en el sentido de que nadie les pone atención, se ha visto vívidamente retratada ante la falta de ciertos alimentos y hasta en la pérdida de los mismos por no contar con adecuadas líneas de distribución y almacenamiento, sin dejar por fuera el aumento en los precios para el consumidor final. Los gobiernos tendrán que velar por sus poblaciones y olvidarse de los demás, de esa forma la población más necesitada de un país contará con la comida más básica para subsistir y así no depender de ayuda externa.

Sin embargo, este escenario tiene otra cara de la moneda. En los últimos días escucho por todas partes que la globalización ha terminado. Nada más alejado de la realidad. Ahora es que vamos a ver de verdad lo que es una globalización sin tener que privatizar ninguna empresa estatal, sin tener que abrir oficinas en otro país, sin tener que invadir otra nación.

Con la pandemia, la inmensa mayoría de los ciudadanos del mundo se han tenido que tecnificar, inclusive aquellos que no sabían cómo hacerlo o no querían hacerlo.

En pocas semanas hemos tenido que aprender a manejar negocios en línea, a conectarnos en videoconferencias, a abrir cuentas de televisión para ver series, a comprar comida en línea, a hacer pedidos en línea, a vivir en línea, a asistir a clases en línea. Todos los países que tenían atrasos en materia de tecnología han sido llevados de forma abrupta al siguiente nivel del siglo XXI, lo que a todas luces no resultará tan positivo como ahora parece.

Casualidad o no, los gobiernos empiezan a realizar cambios. Ya existen pruebas de temperatura corporal con solo monitorearte mientras caminas por la calle. Sabrán con quién hiciste contacto, a quién visitaste, a dónde estuviste, qué te gusta ver y comprar. Todas las grandes empresas que inviertan en tecnología crecerán, obtendrán tu información y la venderán al mejor postor. Lo pequeño, lo innecesario desaparecerá y con ello miles y miles de empleados. Viviremos en dictaduras cibernéticas que si no son reguladas y controladas por normas legales que garanticen los derechos fundamentales del ser humano, controlarán nuestras vidas. Los que aporten algo importante se les considerará, pero el resto será un esclavo del sistema, un sistema que levantará murallas invisibles, pero con claras divisiones sociales.

Las luchas por el control de la información estarán polarizadas, China vs. Estados Unidos; Inglaterra vs. Europa y los países árabes ante el surgimiento de tecnologías que no requieren petróleo volverán a la pobreza de antes.

Esto es solo el comienzo en esta cuarentena mundial.

The truth is that I don’t know how, who or who created this virus. In fact, I don’t care anymore. What I do care about is that the true pandemic is not the famous and mentioned Covid-19, which I hear about even in my few hours of sleep in this quarantine that already seems eternal, but that the pandemic will be hunger and the new slavery of the XXI century.
Everyone says the world has changed, but do we know how much? Here is a brief analysis of what can be seen coming up to now.
Capitalism as we know it must change. In the face of social transformation and the loss of jobs caused by the pandemic and new technologies and, therefore, the increase in famine, it will have to take a slightly more socialist turn. It sounds strange, but the world demands it when it has been demonstrated that when faced with the slightest problem, countries do not have enough elements to face emergency situations.
The investments of the governments will have to be directed as a priority towards strengthening health, providing citizens with medicines and increasing the number of hospitals and maintaining existing ones; in addition to providing greater support to the oldest population that has turned out to be the most vulnerable to this health crisis. As for technology, they will have to make greater investments so that it can reach the entire world population. In education, it is time to start putting aside spending on school structures that are no longer enough for more and that have shown that in the face of this change they do nothing to help progress, to take students to a more advanced and technical education. Regarding food, governments will have to go back to the old control policies. For example, in Panama, that old complaint by food producers that no one pays attention to them, has been vividly portrayed in the absence of certain foods and even in the loss of them for not having adequate lines of distribution and storage, without leaving out the increase in prices for the final consumer. Governments will have to watch over their populations and forget about others, in this way the most needy population of a country will have the most basic food to survive and thus not depend on external aid.
However, this scenario has another side to the coin. In recent days I hear everywhere that globalization has ended. Nothing further from reality. Now we are going to really see what a globalization is without having to privatize any state company, without having to open offices in another country, without having to invade another nation.
With the pandemic, the vast majority of the world’s citizens have had to become technified, including those who did not know how to do it or did not want to.
In a few short weeks we have had to learn how to run businesses online, connect to video conferences, open television accounts to watch series, buy food online, order online, live online, attend classes online . All the countries that lagged behind in terms of technology have been abruptly taken to the next level of the 21st century, which is clearly not as positive as it now seems.
Coincidence or not, governments begin to make changes. There are already body temperature tests just by monitoring yourself as you walk down the street. They will know who you made contact with, who you visited, where you were, what you like to see and buy. All the big companies that invest in technology will grow, get your information, and sell it to the highest bidder. The small, the unnecessary will disappear and with it thousands and thousands of employees. We will live in cyber dictatorships that if they are not regulated and controlled by legal norms that guarantee the fundamental rights of the human being, will control our lives. Those who contribute something important will be considered, but the rest will be a slave to the system, a system that will build invisible walls, but with clear social divisions.
The struggles for control of information will be polarized, China vs. United States; England vs. Europe and the Arab countries before the emergence of technologies that do not require oil will return to the poverty of before.
This is just the beginning in this global quarantine.

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