Desde ya hace algunas décadas, Panamá inició un proceso de crecimiento en el área de la construcción que siempre deja perplejo a propios y extraños.

Las edificaciones de grandes rascacielos y extensas barriadas han permitido que este sector económico crezca de forma exponencial y sin mayores contratiempos.

Sin embargo, ante tanta construcción no es de extrañar –aunque ha sido la excepción-  que alguno de los proyectos fracasen en su intento y los que hubiesen abonado dinero para adquirir la propiedad lo pierdan. Desde hace algún tiempo las fiduciarias han venido insistiendo que se hace imperativo que por ley todo proyecto inmobiliario cuente con una compañía fiduciaria, que como los bancos que realizan los prestamos interinos, se conviertan en garantes de aquellos dineros de clientes que abonen propiedades cuya construcción están por comenzar.

A esta figura se le conoce como fiducia inmobiliaria la cual no es más que el contrato que tiene como fin administrar una construcción asociada a muchas partes. Además de brindar una imagen jurídica y financiera robusta e independiente, este refuerzo se encarga de evitar posibles conflictos de interés o malos manejos de fondos de aquellos que confían su dinero a promotores inmobiliarios.

Además, este tipo de contrato permite hacer crecer la confianza de los asociados o beneficiarios, pues garantiza que los bienes y recursos se estén administrando de la manera correcta por un equipo profesional cualificado y supervisado por la Superintendencia de Bancos de Panamá.

Existen varios tipos de fiducias inmobiliarias:

De preventa: Es el que logra la recolección de los recursos financieros del proyecto para que se lleve a cabo, y se encarga de que los mismos sean dirigidos a la construcción de la obra.

De tesorería: Se entregan a la sociedad fiduciaria todos los recursos y activos que tengan que ver con el proyecto a desarrollar –incluyendo los fondos del préstamo interino-, para que éste se encargue de manejarlos de la mejor manera y de forma independiente.

Administración de cartera: Su objetivo es manejar los recursos productivos y no productivos del proyecto, las entidades financieras y los sectores que estén involucrados.

Administración de pagos: Se plantea un capital, el cual será entregado a la fiducia para que lo administre y se base de ese monto total para el desarrollo de la construcción. La forma como queda estipulado cómo se harán los pagos a medida que avance el proyecto se expresan en un simple contrato entre las partes.

Para comenzar con la sociedad fiduciaria se debe tener el proyecto visto con un terreno específico donde empezar la obra, que el dueño esté de acuerdo con lo que se va a realizar y, sobre todo, tener a la vista a los futuros compradores o inversionistas.

La fiducia inmobiliaria facilita, desde el punto de vista del dueño, los pasos para concretar el proyecto, se encarga de esa gestión y se vuelve independiente. Al momento de querer vender a una persona o a una sociedad formada, la fiducia se hace responsable para llevarlo hasta donde se ha destinado.

Son múltiples los beneficios de contar con una fiducia inmobiliaria como pudiera ser: evita problemas entre socios; no permite que queden trámites o pagos por solventar; ayuda en los trámites jurídicos y tributarios; sostiene el proyecto de manera independiente; evita problemas financieros al administrar los fondos de forma autónoma; minimiza las posibilidades de posibles pérdidas por mal manejo de los recursos; permite facilidades financieras, ya que la fiduciaria conoce perfectamente a las entidades bancarias, logrando que el costo del proyecto se reduzca notablemente; alivia al dueño o constructor de problemas, ya que la fiduciaria a través de la fiducia inmobiliaria ofrece total garantía para un manejo fiable de las cuentas.

Por ello creemos que ha llegado el momento de replantearse la necesidad de la utilización de este instrumento para que la construcción como actividad económica importante del país siga prosperando como lo ha hecho hasta ahora.