Además del mundial de futbol, en el país solo se habla del proceso judicial que se le sigue a un expresidente por llevar a cabo pinchazos telefónicos a sus adversarios políticos. Aunque es ilegal hacerlo sin autorización judicial, esto nada tiene de particular ni en Panamá ni en ningún país del mundo, pues se trata de un secreto a voces. Pero mientras nos preocupamos por lo que pudo haber escuchado el Consejo de Seguridad, que de seguro no sería nada interesante, perdemos de vista que todos los ciudadanos en el planeta estamos siendo escuchados de distintas formas por empresas dedicadas a recoger información masiva y lo que es peor aún, sin regulación legal alguna que las controle.
Solo basta recordar las recientes audiencias realizadas al presidente de Facebook por el uso de información destinada a conocer las tendencias electorales, sentimientos y deseos de los votantes de Estados Unidos para luego entregárselas a uno de los candidatos para ser utilizada a su favor. Pero este es el más sencillo o evidente de los ejemplos que se ha podido detectar, y ello tal vez por ser Facebook una plataforma muy popular y a la que todos pueden tener acceso. La realidad es que el tema es mucho más complejo.
Las instituciones emisoras de tarjetas de créditos estudian sus compras para obtener un retrato completo de sus clientes para conocerlos mejor y luego abrumarlo con la mejor publicidad que se acople a sus gustos. Por ello, ciertos tarjetahabientes recibirán, por ejemplo, publicidad de un restaurante de lujo y otros no, recomendaciones de compras en tiendas específicas y hasta promociones de servicios que usted no entiende cómo llegaron a su celular o mail. Usarán sus costumbres para conocer hasta su situación económica y los peligros que enfrenta. Si usted va a terapia de pareja, ello podrá significar que está pensando en divorciarse y, por ende, su patrimonio crediticio puede que cambie, poniendo en alerta a la institución crediticia.
Las empresas telefónicas no se quedan atrás. Reciben cientos de data que todos chateamos y luego la procesan en forma masiva para venderla o para entender las necesidades de sus usuarios.
Recientes estudios han demostrado que los buscadores de información en el internet son herramientas muy usadas por las multinacionales. Uno de los mayores usuarios son las compañías farmacéuticas que adquieren información global sobre las enfermedades o necesidades médicas de cada país del mundo para saber qué medicamento es el que más se requiere en determinado lugar.
No es de extrañarse que cuando usted abre un motor de búsqueda en cualquier ciudad se le abre con la información de ese lugar. Eso no es casualidad, eso está programado para que sea así.
Consulte una página de noticias y sabrán de inmediato sus gustos, el tipo de noticia que quiere leer y sus temas de interés. Realice una búsqueda y se sabrán sus necesidades, sus deseos y hasta algún secreto íntimo y si piensa que nadie lo está observando se equivoca. Sus búsquedas son monitoreadas y precisadas gracias al IP de su teléfono celular o computadora. Pero nadie le presta atención a ello, solo cuando su información es mal utilizada.
Aunque estos mecanismos de espionaje masivo por regla general no implican un daño en lo personal, muchos llegan a utilizarlos como armas de destrucción personal. Las tan de moda “fakenews” son los mejores ejemplos. La reputación de una persona se puede ver destruida con solo una publicación falsa o imprecisa sobre su vida, sin que norma legal ni autoridad alguna lo pueda impedir.
El espionaje masivo está en marcha, pero nosotros solamente pensamos que eso lo hacen los gobiernos y que está perfectamente regulado. Pues no, el espionaje es a gran escala y nadie lo ha regulado.
In addition to the World Cup, in the country there is only talk of the judicial process followed by a former president for carrying out telephone tapping of his political opponents. Although it is illegal to do so without judicial authorization, there is nothing particular about this in Panama or any other country in the world, since it is an open secret. But while we worry about what the Security Council might have heard, which surely would not be interesting, we lose sight of the fact that all citizens on the planet are being heard in different ways by companies dedicated to gathering massive information and what is even worse, without any legal regulation that controls them.
It is enough to remember the recent hearings of the president of Facebook for the use of information intended to know the electoral trends, feelings and desires of U.S. voters and then deliver them to one of the candidates to be used in their favor. But this is the simplest or most obvious of the examples that have been detected, perhaps because Facebook is a very popular platform that everyone can access. The reality is that the issue is much more complex.
Credit card institutions study their purchases to obtain a complete portrait of their clients in order to get to know them better and then overwhelm them with the best advertising to suit their tastes. Therefore, certain cardholders will receive, for example, advertising for a luxury restaurant and others not, recommendations for purchases in specific stores and even promotions of services that you do not understand how they got to your cell phone or mail. They will use their customs to learn about your economic situation and the dangers you face. If you go to couples therapy, it could mean you’re thinking about getting divorced and therefore your credit worthiness may change, alerting the credit institution.
Telephone companies are not far behind. They receive hundreds of data that we all chat and then process it massively to sell it or to understand the needs of its users.
Recent studies have shown that information search engines on the Internet are tools widely used by multinationals. One of the biggest users are the pharmaceutical companies that acquire global information about the diseases or medical needs of each country in the world to know which drug is the most required in a given place.
It is not surprising that when you open a search engine in any city you are opened with the information of that place. That is no coincidence, that is programmed to be so.
Consult a news page and they will immediately know your tastes, the type of news you want to read and your topics of interest. Do a search and they will know your needs, your desires and even some intimate secret and if you think that no one is watching you is wrong. Your searches are monitored and accurate thanks to the IP of your cell phone or computer. But no one pays attention to it, only when your information is misused.
Although these mechanisms of mass espionage as a rule do not imply damage to the personal, many come to use them as weapons of personal destruction. The so fashionable «fakenews» are the best examples. A person’s reputation can be destroyed with only a false or inaccurate publication about his or her life, without any legal rule or authority being able to prevent it.
Mass espionage is on the move, but we only think that this is done by governments and that it is perfectly regulated. Well, no, espionage is on a large scale and no one has regulated it.