Desde hace ya varias décadas el país ha venido ofreciendo una plataforma de servicios financiaros respaldados con leyes que nos permitían ofrecer toda clase de estructuras a aquellas personas que buscaban alternativas que les permitieran mejorar sus rentabilidades y al mismo tiempo contar con seguridad jurídica.
Sin darnos cuenta o sin querer darnos cuenta, el mundo empezó a cambiar. Las grandes potencias nos vieron como una amenaza y empezaron a modificar las reglas del juego girándolas hacia una mayor transparencia, exigiéndoles a aquellos que mal llaman paraísos fiscales suscribir tratados de intercambios de información y a mostrar quiénes eran los extranjeros que poseían bienes o depósitos bancarios en esos países entre los que se encuentra Panamá.
Esta nueva tendencia de exigirnos una mayor transparencia y lograr acabar con el secreto bancario se reforzó al surgir los mal llamados papeles de Panamá, el caso Waked y el escándalo internacional provocado por la empresa brasileña Odebrecht.
El último año ha sido duro para las industrias de servicio, pero lejos de seguir dando vueltas en un mismo círculo tratando de entender qué nos pasó o por qué nos pasó, recojamos los pedazos, aprendamos de las experiencias y replanteémonos todo lo que podemos ofrecer para reactivar nuestra economía.
He aquí algunas ideas:
- Con unhubde las Américas que de forma extraordinaria ha creado la línea aérea Copa, con un Canal recién ampliado, con dos maravillosos puertos a orillas de ambos océanos y con un ferrocarril que recorre el istmo de norte a sur, por qué no plantearnos promover a Panamá como un centro logístico internacional. Sí, ese mismo plan que en vísperas de lograr su anhelada libertad, Cuba empieza a desarrollar o es que vamos a esperar a que nos roben el mandado. Sobre la base de ese mismo movimiento por qué no poner un centro de reabastecimiento de combustible para barcos en las entradas del Canal.
- En materia de turismo hay mucho por hacer. En los años noventa, a toda persona que viajaba a visitar Hong Kong se le ofrecía pagársele el hotel, por cuenta del Estado, si se quedaba un día más. El plan era que esa o esas personas consumieran comida, gastaran en las tiendas, en fin, movieran la economía del país. Panamá hizo parte de los deberes. Construimos un sinnúmero de hoteles, pero no promovimos al país ni le agregamos algo extraordinario para atraer al turismo. Trate de visitar una playa y le será una odisea encontrar un trasporte cómodo, un balneario decente o un restaurante de alto estándar. Pero al panameño no se le puede culpar de esto, pues aquellos que han invertido en estos renglones se las ven difíciles para sobrevivir, ya que con el pasar de los días la convergencia de turistas va mermando puesto que hace falta una promoción adecuada hacia la industria del turismo nacional. El Estado debería lanzar sus esfuerzos en Europa donde, por ejemplo, el interés por Latinoamérica es enorme, en vez de gastar un millón de dólares en publicidad para atraer turistas hacia nuestro país promoviéndonos como destino en ciudades colombianas, que si bien son grandes no cuentan con una población importante que pueda venir de turista y mucho menos a gastar dinero en Panamá.
- Hace algunos años se crearon leyes de avanzada para promover la Ciudad del Saber, el establecimiento de empresas multinacionales en Panamá y la creación del área especial Panamá Pacífico. Esas leyes han tenido un éxito silencioso e importante, pero no se han seguido promoviendo como una alternativa económica para el país. Y cuando digo promover, me refiero involucrar a la sociedad entera en el desarrollo de esas áreas.
- Otra alternativa económica que puede ser explotada es atraer a universidades de primer mundo a que se instalen en Panamá. En la actualidad, tenemos a muchos panameños que van a estudiar a Argentina o Brasil por tener buenas universidades. ¿Por qué nosotros no podemos hacer lo mismo?
- La construcción ha sido un pilar importante en la economía. Pero las reglas cambiaron, estamos sobresaturados de apartamentos y oficinas que nadie compra. Entonces, aprovechemos lo que tenemos para conservarlo y, de paso, activar la construcción. La gente no quiere más hospitales, quieren que los actuales estén en buenas condiciones y que tengan medicinas. La gente no quiere más escuelas, quieren que las actuales se reparen y mantengan para que sus hijos asistan a clases de manera puntual y segura. La gente no quiere nuevas carreteras, quieren que las existentes sean reparadas y ampliadas.
El gobierno sigue en una lucha campal por salvar el sistema económico actual el cual está agotado, eso está muy bien y es hasta comprensible, pero hay ver todo el escenario en su contexto y no perdernos en aquellas cosas que a todas luces están por acabar con el esplendor con que contaban.
Desde hace ya varias décadas el país ha venido ofreciendo una plataforma de servicios financiaros respaldados con leyes que nos permitían ofrecer toda clase de estructuras a aquellas personas que buscaban alternativas que les permitieran mejorar sus rentabilidades y al mismo tiempo contar con seguridad jurídica.
Sin darnos cuenta o sin querer darnos cuenta, el mundo empezó a cambiar. Las grandes potencias nos vieron como una amenaza y empezaron a modificar las reglas del juego girándolas hacia una mayor transparencia, exigiéndoles a aquellos que mal llaman paraísos fiscales suscribir tratados de intercambios de información y a mostrar quiénes eran los extranjeros que poseían bienes o depósitos bancarios en esos países entre los que se encuentra Panamá.
Esta nueva tendencia de exigirnos una mayor transparencia y lograr acabar con el secreto bancario se reforzó al surgir los mal llamados papeles de Panamá, el caso Waked y el escándalo internacional provocado por la empresa brasileña Odebrecht.
El último año ha sido duro para las industrias de servicio, pero lejos de seguir dando vueltas en un mismo círculo tratando de entender qué nos pasó o por qué nos pasó, recojamos los pedazos, aprendamos de las experiencias y replanteémonos todo lo que podemos ofrecer para reactivar nuestra economía.
He aquí algunas ideas:
- Con unhubde las Américas que de forma extraordinaria ha creado la línea aérea Copa, con un Canal recién ampliado, con dos maravillosos puertos a orillas de ambos océanos y con un ferrocarril que recorre el istmo de norte a sur, por qué no plantearnos promover a Panamá como un centro logístico internacional. Sí, ese mismo plan que en vísperas de lograr su anhelada libertad, Cuba empieza a desarrollar o es que vamos a esperar a que nos roben el mandado. Sobre la base de ese mismo movimiento por qué no poner un centro de reabastecimiento de combustible para barcos en las entradas del Canal.
- En materia de turismo hay mucho por hacer. En los años noventa, a toda persona que viajaba a visitar Hong Kong se le ofrecía pagársele el hotel, por cuenta del Estado, si se quedaba un día más. El plan era que esa o esas personas consumieran comida, gastaran en las tiendas, en fin, movieran la economía del país. Panamá hizo parte de los deberes. Construimos un sinnúmero de hoteles, pero no promovimos al país ni le agregamos algo extraordinario para atraer al turismo. Trate de visitar una playa y le será una odisea encontrar un trasporte cómodo, un balneario decente o un restaurante de alto estándar. Pero al panameño no se le puede culpar de esto, pues aquellos que han invertido en estos renglones se las ven difíciles para sobrevivir, ya que con el pasar de los días la convergencia de turistas va mermando puesto que hace falta una promoción adecuada hacia la industria del turismo nacional. El Estado debería lanzar sus esfuerzos en Europa donde, por ejemplo, el interés por Latinoamérica es enorme, en vez de gastar un millón de dólares en publicidad para atraer turistas hacia nuestro país promoviéndonos como destino en ciudades colombianas, que si bien son grandes no cuentan con una población importante que pueda venir de turista y mucho menos a gastar dinero en Panamá.
- Hace algunos años se crearon leyes de avanzada para promover la Ciudad del Saber, el establecimiento de empresas multinacionales en Panamá y la creación del área especial Panamá Pacífico. Esas leyes han tenido un éxito silencioso e importante, pero no se han seguido promoviendo como una alternativa económica para el país. Y cuando digo promover, me refiero involucrar a la sociedad entera en el desarrollo de esas áreas.
- Otra alternativa económica que puede ser explotada es atraer a universidades de primer mundo a que se instalen en Panamá. En la actualidad, tenemos a muchos panameños que van a estudiar a Argentina o Brasil por tener buenas universidades. ¿Por qué nosotros no podemos hacer lo mismo?
- La construcción ha sido un pilar importante en la economía. Pero las reglas cambiaron, estamos sobresaturados de apartamentos y oficinas que nadie compra. Entonces, aprovechemos lo que tenemos para conservarlo y, de paso, activar la construcción. La gente no quiere más hospitales, quieren que los actuales estén en buenas condiciones y que tengan medicinas. La gente no quiere más escuelas, quieren que las actuales se reparen y mantengan para que sus hijos asistan a clases de manera puntual y segura. La gente no quiere nuevas carreteras, quieren que las existentes sean reparadas y ampliadas.
El gobierno sigue en una lucha campal por salvar el sistema económico actual el cual está agotado, eso está muy bien y es hasta comprensible, pero hay ver todo el escenario en su contexto y no perdernos en aquellas cosas que a todas luces están por acabar con el esplendor con que contaban.